sábado, 30 de octubre de 2010

31/10/1942: A LOS 68 AÑOS DE NACIMIENTO DEL COMPA ALÍ PRIMERA.

ENTRE LA RABIA Y LA TERNURA
Alí Primera

Les puedo jurar que nunca he escrito una canción adrede. Que jamás he cantado una canción como encargo visceral de mi posición ideológica. Algunas veces mi canción anda dando brincos en el pedregoso camino del panfleto, otras, tiene el humilde vuelo de una sencilla poesía, sin más pretensión que comunicar mi solidaridad con el ser humano. A veces sucumbo ante la rabia con la misma fuerza que lo hago ante la ternura, pero siempre como una respuesta espiritual y no como una reacción endocrina ante la realidad.

Rabia y ternura estimulan mis ganas de combatir y en el tío-vivo de la vida siempre me han gustado el caballito azul del amor y el blanco de la libertad. Por ellos, siempre cabalgaré en el caballo rojo del combate.

Creo en el canto

*Porque mi pueblo ha sobrevivido, siempre.
*Para que no llenen de silencios la esperanza.
* Porque siempre ha navegado las venas de
esta tierra.

Creo en el canto

*Por la necesidad de multiplicar y hacer inmenso
El grito de los humildes.
*porque no será verdad si no son verdad los
Cantores.
*Porque el canto no es accesorio sino brazo
Hermano en las luchas de los pueblos.

Creo en el canto

* Porque no creo en la degradación de la poesía
si ésta "busca" el pueblo.
*Porque los que opinan lo contrario no son más
Que cultos comediantes.
*Porque su elemento esencial tiene su raíz
En la sensibilidad del pueblo.

Creo en el canto

*Porque el hombre es indivisible en sus partes
Revolucionaria y humana.
*Porque a la lucha debemos ir de buena gana
Y sin amarguras.
*Porque tiene la sonoridad del río, del viento
En las montañas y de las entrañas abiertas
De la tierra seca.

Creo en el canto

*Porque nunca será un guerrero preso dentro
De si mismo.
*Porque ha ayudado a crecer el vientre de
Esta tierra quje espera el Gran Parto.
*Para que no nos quiten la memoria.

Creo en el canto luminoso y solidario
En el nombre del pueblo, de sus manos callosas.
Creo en el canto
Alí Primera
¡VIVA ALÍ PRIMERA!
¡LIMPIEZA Y MAS REVOLUCIÓN!

jueves, 28 de octubre de 2010

Intervención en El Guapo/El manifiesto: Ayer y hoy

Por: Fernando Soto Rojas
Fecha de publicación: 09/10/10


La lucha por la libertad y la justicia es una larga lucha histórica de los pueblos del mundo que aspiran a ser libres y soberanos.

El planeta tierra se estima una existencia de 600 millones de años. La humanidad es relativamente joven, poco mas de 100 mil años aproximadamente pero en el curso de su desarrollo tuvo una perversión, hace 6 o 7 mil años surgió de su seno la sociedad de clases con el esclavismo, siguió con el feudalismo y se agravó con el capitalismo que surgió por la Europa Occidental por los siglos XII y XIII en la era cristiana.

En el siglo XV se consolida el sistema de explotación en Europa con la aparición de los estados nacionales y el mercantilismo como doctrina; y se da la invasión, conquista y colonización de las tierras de la Abia-Ayala y el resto del mundo desde los centros del capitalismo europeo.

Ese cáncer nos llegó el 5 de agosto de 1498 por las Costas de Macuro, en el oriente del país en los barcos de Colón.

Resistimos heroicamente como pueblo con los aborígenes, con los esclavos negros, zambos, pardos y mestizos, incluso con mantuanos patriotas pero no fue posible. Nos impusieron a la antigua sociedad comunal, “la odiosa división de clases y de colores” como diría Bolívar.

El capitalismo en la lucha contra el feudalismo europeo levantó las banderas de la libertad, la igualdad y la fraternidad con la Revolución Francesa en 1789, pero con el bonapartismo se impuso el código de la explotación salarial y el dominio colonial.

Sectores avanzados con el socialismo utópico se opusieron pero no era su tiempo real, hasta que por fin se dieron dos importantes encuentros en Londres en 1847 y en 1848 con la participación de dos intelectuales brillantes, Carlos Marx y Federico Engels, que venían de las luchas del socialismo francés y estaban estudiando y revisando la historia mundial, el pensamiento filosófico de Kant y Hegel de Alemania, la economía clásica inglesa de Adam Smith y David Ricardo y la práctica del socialismo francés.

A esos eventos asistieron cuadros cultos y experimentados de los mas avanzados del movimiento obrero europeo donde se dio un importante debate y las conclusiones básicas y las actas le fueron entregados a Marx y Engels para que sistematizaran una plataforma común de lucha que sirviera de guía al movimiento obrero europeo. Se marcharon a Bruselas con el objetivo de redactar ese documento que sirviera de plataforma en función de la unidad del movimiento proletario contra la lógica del capital.

A mediados de 1848 se publicó el célebre manifiesto redactado por Marx y Engels con el título de “Manifiesto del Partido Comunista”, donde caracterizaron el modo de producción capitalista y el rumbo histórico que debe seguir la humanidad sobre la base de que la clase obrera asuma conscientemente el programa para cambiar y transformar al mundo de toda forma de explotación, dominación y de lucha de clase en función de construir una sociedad de productores libres, con una cultura esencialmente humanista y no bárbara como el capitalismo.

En ese orden de ideas, Federico Engels, el 30 de enero de 1888, afirma en el prefacio a la edición inglesa del Manifiesto que:

“Toda la historia de la humanidad ha sido una historia de lucha de clases, de luchas entre explotadores y explotados, entre clases dominantes y clases oprimidas; que la historia de esas luchas de clases es una serie de evoluciones, que ha alcanzado en el presente un grado de tal desarrollo en que la clase explotada y oprimida (el proletariado) no puede ya emanciparse del yugo de la clase explotadora y dominante (la burguesía) si emancipar al mismo tiempo, y para siempre a toda la sociedad de toda explotación, opresión, división en clases y lucha de clases”.

El Manifiesto además conceptualiza el programa popular el cual es concebido como un todo constituido por la esencia programática, la plataforma de lucha y las medidas revolucionarias de acuerdo al curso de la lucha de clases, en el desarrollo histórico, las evoluciones, las revoluciones y la etapa que conducen a la liberación de la humanidad, del pueblo, de la clase obrera, de todo tipo de explotación, opresión y lucha de clases.

Igualmente precisaron que la plataforma de lucha es la concreción del programa en cada realidad histórica concreta, en la circunstancias históricas específica donde se está operando y las medidas revolucionarias o de gobierno son las acciones que toma el pueblo para ir realizando la plataforma de lucha en cada momento político; en ese sentido el Manifiesto asienta que el proletariado una vez constituido en Estado irá desarrollando el proceso de extinción de la propiedad burguesa que son indispensables como medio para transformar radicalmente todo el modo de producción. Esas medidas se toma una vez constituido el pueblo en poder, pero antes de la constitución del pueblo en Estado se toman medidas revolucionarias que permitan organizar las fuerzas populares para destruir el Estado constituido y constituirse el pueblo en Estado. En síntesis las medidas revolucionarias, la plataforma de lucha y el Programa Popular tienen que estar en correspondencia con el momento político, la coyuntura histórica concreta y el proceso histórico rumbo al socialismo teniendo como guía teórica el Programa Popular.

El capitalismo, después de la muerte de Marx, ha sufrido un conjunto de cambios y transformaciones como consecuencia de su crisis estructural que lo ha conducido a su fase final el imperialismo que condujo a la humanidad a dos guerras mundiales en el siglo XX y al dominio imperialista Yanky o unipolaridad Yanky o la Pax Americana Unipolar, que George Bush junior, Barack Obama y el complejo militar industrial del pentágono quisieron imponer a lo largo y ancho del planeta pero la descomposición política del sistema Yanky y la conformación de nuevos bloques de poder por el control del mundo, la resistencia de estados independientes y de la mayoría de los pueblos del mundo que enfrentan de diversas maneras la barbarie Yanky la cual no es perspectiva para la humanidad y el planeta, que amenazan con una guerra nuclear, con los efectos del cambio climático y la irracionalidad explotadora denunciada en el célebre Manifiesto y sus conclusiones estratégicas e históricas siguen teniendo plena vigencia ayer y hoy en el análisis de Marx, con el esfuerzo heroico del Movimiento Socialista Mundial, que se expresó en la Comuna de París de 1871, la Revolución Rusa de 1917 con Lenin al frente, la Revolución China en 1949 con Mao Tsetung al frente, con la Revolución cubana con Fidel al frente y la Revolución Bolivariana con el Comandante Chávez al frente y armado además con la doctrina bolivariana nos permite afirmar la vigencia histórica y política del socialismo frente al capitalismo.

Dos contradicciones caracterizan a lo largo de todo este período histórico en el seno de la Naciones y de la humanidad: la contradicción Imperio-Nación, Imperio-Humanidad, que es la principal y la contradicción Capital-Trabajo como fundamental que tienen salida en la revolución y en la construcción de la patria socialista, como diría Martí: Patria es Humanidad, en las circunstancias de hoy.

Aplicación práctica en la Venezuela 2010-2030 de la era bicentenaria y la jornada admirable 2010-2013 y la guía del Manifiesto.

Sin duda como pueblo venezolano, latinoamericano y caribeño hemos recorrido un largo camino por la libertad, por la independencia y por el socialismo, ayer contra el imperio español hoy contra el imperialismo Yanky y la oligarquía apátrida. Infinitas formas de organización y lucha, propagandas y maniobras hemos desarrollado fundamentado en la doctrina bolivariana y en el socialismo científico como rumbo estratégico e histórico. Hoy pudiéramos decir que hemos avanzado en la apropiación del Programa Popular definido en el Manifiesto, tenemos una plataforma de lucha como es el texto constitucional de la República Bolivariana de Venezuela, el plan de la Nación 2007-2013, los acuerdos y resoluciones del reciente Congreso Ideológico del PSUV y el liderazgo del Comandante Chávez así como una experiencia acumulada por diversas generaciones de revolucionarios y revolucionarias que se agrupan en la Revolución Bolivariana. No es poca cosa lo que hemos acumulado, que nos falta?.

Seguir perseverando en la unificación programática del pueblo venezolano y del PSUV en particular que es una confluencia de fuerzas heterogéneas, anti-imperialistas con un horizonte socialista y que debemos marchar con algunas ideas básicas para el debate como proposición:

1._ Construir una sociedad justa y amante de la paz, una sociedad socialista.

2._ Derrotar al imperialismo como enemigo de la humanidad y del planeta tierra

3._ El impulso de la unión del pueblo en torno a su finalidad como partido

4._ El impulso de la solidaridad como pueblo que lucha por su liberación y la construcción del socialismo

5._ La profundización en Venezuela del proceso constituyente del pueblo en República Bolivariana

6._ El impulso del proceso de construcción del sistema de producción socialista

7._ El impulso del proceso de inclusión al acceso de bienes y servicios básicos, a los excluidos por el capital.

8._ La profundización del proceso de descomposición de los restos del viejo Estado que pervive en la práctica administrativa hasta destruirlo totalmente

9._ Profundizar la lucha contra la corrupción, la ineficacia y la ineficiencia en la administración pública en el marco de las llamadas tres R al cuadrado.

La reciente batalla del 26 de septiembre y la campaña admirable 2010-2013 nos plantea la necesidad de una política electoral revolucionaria.

En síntesis hay que hacer un balance político de la gestión bolivariana, el análisis de la coyuntura política de transición 1989-2010 y este balance y reflexión nos va a permitir tener una comprensión de la situación política planteada en el país, la región y el mundo para definir una política y un plan para actuar en correspondencia y las exigencias planteadas.

La lectura y estudio del Manifiesto nos ayuda a comprender la naturaleza de la crisis del capitalismo y su perspectiva en función del presente y el futuro para lo cual es importante conocer los rasgos del periodo histórico, la coyuntura y el momento político actual así como la responsabilidad que deriva de ello para las y los revolucionarios de Venezuela.


Fernando Soto Rojas
Coro-Falcón, Octubre 2010

martes, 26 de octubre de 2010

Defensa de la alegría (Mario Benedetti)


Defender la alegría como una trinchera
defenderla del escándalo y la rutina
de la miseria y los miserables
de las ausencias transitorias
y las definitivas

defender la alegría como un principio
defenderla del pasmo y las pesadillas
de los neutrales y de los neutrones
de las dulces infamias
y los graves diagnósticos

defender la alegría como una bandera
defenderla del rayo y la melancolía
de los ingenuos y de los canallas
de la retórica y los paros cardiacos
de las endemias y las academias

defender la alegría como un destino
defenderla del fuego y de los bomberos
de los suicidas y los homicidas
de las vacaciones y del agobio
de la obligación de estar alegres

defender la alegría como una certeza
defenderla del óxido y la roña
de la famosa pátina del tiempo
del relente y del oportunismo
de los proxenetas de la risa

defender la alegría como un derecho
defenderla de dios y del invierno
de las mayúsculas y de la muerte
de los apellidos y las lástimas
del azar
y también de la alegría.

domingo, 24 de octubre de 2010

Por unas Comunas “sin ley”

Por: Roland Denis
Tomado de: http://www.aporrea.org/
Fecha de publicación: 19/10/2010




Por misericordia no aprueben ese bodrio burocrático, esa ley feudal y verticalista llamada “Ley de Comunas”

El punto de este trabajo se centra en una ley aprobada ya en segunda discusión que tiene que ver con la formación de Comunas. Precisamente un asunto desde el cual podríamos medir la revolución misma independientemente de todo voto y correlaciones de fuerza alrededor de él. No me alargo mucho en recuerdos pero vale la pena rememorar que el principio de “Comuna” en su forma nace con las primeras revoluciones europeas de carácter popular y proletario hasta la famosa “Comuna de París” de 1871. Incluso el formato comunal rebelde también tiene sus antecedentes en continentes como el nuestro, principalmente los esclavos en fuga convertidos en comunidades rebeldes que sobrevivieron a la colonia. Frente al viejo régimen colonial o a la forma-estado moderna se contrapone históricamente la formación autogobernante de los pueblos insurgentes y en rebeldía; a ello se le ha llamado en muchas ocasiones “comunas”: formato libertario de los más aplastados que de hecho dio pie a que se denominen “comunistas” a aquellos movimientos nacidos de la clase obrera que atacaron al sistema capitalista con mayor vehemencia. El programa “comunista” originalmente está centrado en la creación de un “no estado” articulado alrededor de comunas autogobernantes sin límites nacionales de ningún orden. Tanto peso tuvo esta historia que de hecho la primera república nacida de una revolución obrero-campesina victoriosa, la URSS, es una “revolución soviética”, es decir, una revolución cuyo formato de poder no es más que la integración gigantesca de comunas autogobernantes en una inmensa república plurinacional y socialista que llegó a absorber decenas de antiguas monarquías y pequeñas repúblicas del este europeo. En todo caso, queda esta historia como una de las premisas universales de toda revolución popular, alargándose hacia la revolución china, por lo menos en sus primeros veinte años, Bolivia en los años cincuenta, los últimos meses del gobierno de Allende en la formación de los cordones industriales. Bienvenido entonces ese propósito continuado a la revolución bolivariana y el ánimo de revivirlo. ¿Pero cómo?

El cómo es en este caso el método que ayudaría a fraguar o destrozar toda potencialidad revolucionaria y es allí donde nos encontramos con esta aberración sintetizada en la ley de comunas. En el mundo al revés de una cúpula de estado que intenta superponerse sobre el derrotero real de un proceso revolucionario, dada su lejanía objetiva sobre los espacios y los tiempos concretos donde se producen los hechos transformadores, se asume, entre otras tantas, que su papel es “hacer leyes” que faculten al colectivo de instrumentos de organización revolucionaria y poder popular; esto para adecuarse al discurso político que la llevó al poder y una concepción –para ubicarnos en su mismo lenguaje- completamente “pequeñoburguesa” de la realidad humana. Y de hecho, son leyes que reflejan ellas mismas toda una concepción del mundo, del orden humano, de la libertad, de la territorialidad, del desarrollo, de la democracia, etc., que nada tienen que ver con la invención de “otro mundo” que toda explosión revolucionaria provoca, más allá de ideologías y doctrinas. Son leyes ancladas dentro del orden moderno-capitalista que todas las estructuras jurídicas del mundo arrastran. Al promoverse estas leyes en realidad lo que están haciendo, suponiendo incluso la mejor voluntad para ello, es creando la norma necesaria para controlar y bloquear desde fuera, es decir, desde la maquinaria de estado (idéntica al orden del capital), el proceso revolucionario mismo, intentando mimetizar los principios y reglas de un orden ya constituido (que es lo que es, es decir, un orden hecho al servicio de los intereses dominantes) con la acción política emancipadora y constituyente del colectivo. A la final lo que tenemos es el nacimiento de un estado que quiere convertirse a como dé lugar en un cuerpo único, centralizado y omnipresente que succiona todo el caudal liberador desplegado desde las clases oprimidas y convertirlo en parte de sí mismo, tanto de su estructura burocrática como de su armazón jurídica, y por extensión de su aparataje partidario. El gobierno revolucionario termina entonces incitando a la creación de un estado corporativo-burocrático (una macroempresa posfordista –es decir, con instancias de “autonomía controlada”- centralizada sobre el mando burocrático) sostenido sobre el capitalismo de estado, aparentemente enfrentado al modelo liberal-oligárquico del pasado, y utilizando, en nuestro caso al menos, todo lo mejor de la retórica revolucionaria que le dio vida y legitima su existencia.

Precisamente si de “Comunas” se trata, esto nunca tendrá que ver con luces nacidas en reuniones de oficinas u órdenes de Chávez que Cilia Flores se apura en acatar...palabras de ella. Si hoy se habla de Comunas es porque ellas mismas, como necesidad creadora que empieza a desplegarse y atravesar comunidades populares, son una tensión revolucionaria más, dirigida fundamentalmente a crear “otro poder” que paralelamente al orden constituido y su estructura político-territorial pueda servir de base real al deseo de una república socialista y autogobernante. En realidad se trata de la búsqueda a como de lugar de algún orden de igualdad y libertad fuera de la bestia estatal que heredamos de la IV República, que además sea fuente real para la superposición del poder revolucionario colectivo sobre esa bestia desgastada. Su pertinencia, su posibilidad, su despliegue, su forma concreta, es parte de una experiencia colectiva, práctica y teórica, que sólo ese “nosotros” que mueve el proceso revolucionario real puede resolver.

Ninguna ley, ni norma, ni programa, ni doctrina, puede anteceder en este caso a la experiencia colectiva misma cuyo derecho constitutivo solo le pertenece a la producción política creadora que somos capaces de generar como pueblo. Fuera de esto estamos hablando de autoritarismo burgués puro aunque lo inundemos de fabulosos conceptos y metas liberadoras. Por ello, tal experiencia emancipadora nada tiene que ver con la formación de estados corporativos que producen leyes para “normar” las condiciones, procesos y formatos del poder revolucionario naciente (se llenan la boca hablando de poder popular y todos los días lo aplastan), antes incluso de que tal poder exista en los hechos: repetimos, aquello de crear “poderes populares” antes de su despliegue constitutivo y autónomo a través de leyes que además norman el mundo de arriba hacia abajo, eso sí es el idealismo más burgués, aplastante y en el fondo profundamente reaccionario. No es la ley quien le da a la Comuna revolucionaria permiso de entrada en la historia, en nuestro caso es el eco que nos deja nuestro propio debate revolucionario -ya histórico- cuando se ha hablado, siguiendo las pautas dejadas por Kleber Ramírez, de la formación del “estado comunal” o “república autogobernante” como otros preferimos llamarla, que tiene en la forma-Comuna una de sus estructuras básicas más anheladas. En todo caso se trata de un verdadero proyecto de república que no se queda circulando una y otra vez alrededor de la desgastada referencia del socialismo sin que se aclare para nada el problema del estado y el poder, sino en la necesidad a como de lugar de ir quebrando el aparato de poder que ha garantizado las múltiples formas de sometimiento de las mayorías al mando implacable de las clases dominantes y de allí empezar a construir algo que pueda llamarse socialismo o la utopía igualitaria y libertaria que se quiera; por supuesto sin que nadie le haya puesto norma previa a este mágico proceso de liberación; aspiración teológica y en muchos casos ridícula de quien quiere dibujar y preestablecer la forma y la norma del acto mismo de liberación.

Cuando leemos el Proyecto de Ley de Comunas aprobado –que invito a leerlo con detenimiento- es fácil darse cuenta hasta que punto en ella se condensa todo este espíritu de secuestro propio de los mandos arrogantes y corporativos que han tomado la hegemonía sobre la mayoría de las cúpulas del chavismo. Vamos por parte:

En los preámbulos de la ley el estado es visto desde el punto de vista de su eficiencia como aparato, ni siquiera se asume el principio de su situación de transición o mejor de crisis. Las Comunas entonces se entienden como un órgano territorial más –una suma mecánica de consejos comunales- que ayuda al estado a aumentar la eficacia de su acción, reproduciendo aquella visión archiliberal de reducir el estado a un órgano de gestión de lo público: ¿dónde está la prioridad incluso constitucional del poder constituyente e intransferible del pueblo como sujeto político?
En lo que respecta al poder popular es solamente un espacio de participación ¿participación dónde, en qué cosa externa y superpuesta a él mismo y que supuestamente lo antecede, será dentro de la maquinaria del poder constituido? Entonces no hablemos de poder sino de “espacios de permiso” para que el colectivo desahogue sus ansias de reconocimiento. Eso nuevamente nos retrocede hacia una cómoda visión reformista del estado, muy aupada por todo el cortejo de “democracias” occidentales adaptadas al orden global posterior a la guerra fría.
Tenemos una concepción del territorio vista como una unidad abstracta y predefinida en mapas estáticos, al dividir o fragmentar de acuerdo a las conveniencias de cualquier cúpula de mando que conquiste hegemonía dentro del poder constituido. En definitiva, y esta es una de las cosas más peligrosas de este proyecto de ley, lo que se busca es una suerte de división político-territorial paralela, hecha bajo las condiciones de la ley misma (es decir, de una manera completamente vertical), que de alguna manera adverse o debilite la división clásica liberal-federativa del estado venezolano y que nos es más que una división al margen, corporativa, empresarial, dirigida estratégicamente desde el ministerio apropiado a este asunto como efectivamente se dice en el artículo 64 de dicho proyecto de ley.
Sigue en consecuencia a lo ya argumentado que este espacio tan abstracto, tan “oficinesco”, a la hora de definirlo y proporcionarle identidad, se acuda a la redundancia académica de la “cultura”. Cada “territorio” es una suerte de museo de ideosincracias y particularidades desde las cuales se define su identidad. Una manera exquisita pero muy “perra” de reducir la riqueza humana a la “cultura”. Aquí nos acercamos al feudalismo de la ley, porque vamos a ver desde donde carajo Catia y Antímano, por nombrar cualquier comunidad relevante, se diferencian por “ideosincracia” y “cultura”. A unos les gusta el reguetón a los otros la salsa ¿será así?, unos son simpáticos y amables los otros terribles. Seremos entonces feudos fragmentados por “culturas propias” por quien me predefine e interpreta en el teatro de las representaciones políticas y las eficiencias tecnocráticas. Hasta donde sabemos, en una revolución que se respete las identidades colectivas se forjan por una condición de clase o de pueblo o de nación –o todas juntas-, una posición ante el mundo presente y una voluntad de quiebre; de allí su inmensa complejidad. En otras palabras, la identidad colectiva hay que producirla desde la rebeldía lograda del “nosotros” proletario y a vez oprimido, no predefinirla y muchos menos por nuestras serias o divertidas costumbres, manera incluso de destrozar cualquier respeto y derecho de las verdaderas resistencias culturales de tantos pueblos originarios.
Obvio, si estamos bajo un régimen de definiciones que van cerrando principios y conceptos que son claves a la hora de abrir el mundo hacia un horizonte de liberación, a la final habrán de imponerse una visión cerrada y muerta del espacio por liberar, de sumas de límites administrados desde las oficinas ministeriales que no es más que una visión carcelaria del territorio. ¿Y si a algún fantástico movimiento se le ocurre formar una Comuna que vaya desde Barinitas hasta Santa Cruz en Bolivia, entonces no es posible porque “no se adecúa a la ley?, al carajo con ustedes, me imagino que les dirán. Eso por supuesto explica la última “misión” de las “Comunas”, que de acuerdo a nuestros legisladores, a la final se reduce a dar alimentación y promover la diversificación económica, resolviendo los problemas del estado capitalista y equilibrando los desbalances que protege. Pobrecitos los comuneros de París o las comunas mineras de Bolivia o los caracoles de Chiapas que querían y quieren el mundo entero así se delimite a su tierra. Si un pueblo hace Comunas es porque “lo quiere todo”, “todo para todos, nada para nosotros” como dicen los zapatistas. Es para transformar “su espacio” en un espacio liberado y definido desde la propia potencia insurgente frente al orden establecido; y esto cubre, como dirían nuestros maestros comunistas, todas las necesidades y todas las posibilidades que el colectivo humano concreto ha dispuesto y soñado para sí. Sólo la verdadera política, la sensatez táctica ante los peligros de fuerza real, puede poner límites a ello, jamás una norma impuesta por el teatro de representativo y corporativo de la política burguesa.
En consecuencia natural a estas premisas conceptuales establecidas, vemos como a continuación desde los propios preámbulos de la ley se concretan las normas de orden constitutivo para que según estos señores aclarados: una comuna sea comuna. Se establecen entonces una retajila de instancias, mandos que van subiendo en un perfecto orden vertical desde el llamado parlamento comunal, pasando por un tal consejo de complimiento hasta un consejo de coordinación, entendidos siempre como un todo que se reúne luego no elige sino que delega en primera y segunda instancia a delegados a su vez de consejos comunales un mando que termina en una pequeña coordinación con sus múltiples y preestablecidas comisiones. Los artículos de la ley luego definirán con mayor precisión estas instancias. A su vez ellas se guiarían por un conjunto de cartas y planes, un pesado cúmulo de papeles que delimitan el orden fundacional, el plan de desarrollo, hasta llegar a una carta comunal muy curiosa que establecerá las normas de vida dentro de la comuna. Ay papá, que será eso, a ver si un día no nos permiten andar en cholas por la calle o tomarnos una cervecita so pena de pasarnos a las instancias de la justicia comunal también preestablecidas, vamos a ver el rollo que se forma. Por supuesto no falta lo del banco comunal al cual todos los promotores le pondrán el ojo siendo además la vía perfecta para el chantaje burocrático hacia las comunas disidentes o alzadas, si es que en un cuadro tan carcelario así pueden darse.
Lo cierto es que estamos viendo comunas como una simple agregación de comunidades vecinales, que luego pueden engrandecerse en ciudades comunales y espacios mancomunales, todo esto dirigido estratégicamente desde el ministerio de las comunas. ¿no es esto un estado corporativo que se visualiza como una gran empresa que va creando sus respectivas direcciones desde la unidad de consejos comunales hasta estas ciudades comunales, creando desde el artificio legal una territorialidad paralela al orden político-territorial del estado liberal-oligárquico?
La Comuna que han pensado nuestros amables legisladores nada tiene que ver con nuevas relaciones de producción, con un concepto no estatal y representativo del mando, así lo digan veinte veces su carácter autogobernante se limita a la gestión interna de un territorio que ya de hecho ha sido encarcelado y rigidizado. Es una suma de consejos comunales no una reunión abierta de sujetos y organizaciones que comienzan a pensar en concreto su propio proceso de liberación territorial, cultural, productiva. Son comunas en el aire que se describen como si no estaríamos atados a un orden capitalista, como si la gente no viviera desgraciadamente de la angustia eterna de la pobreza y del tener o no trabajo para sobrevivir. Ellas no expropian ni ocupan, en realidad no tienen ningún poder más allá de las atribuciones burocráticas y participativas que les confiere la ley. Desde el artículo 5 donde se define que es una comuna ella se ve como una pequeña nada abstracta, fuera de toda realidad, proceso, sujeto, contexto, historia, que se hace porque hay una ley que dice como se hacen esas cosas además socialistas, con un socialismo por supuesto predefinido en la misma ley, bastante triste por cierto. A la final no puede ser otra cosa que la gestión territorial del pequeño capitalismo que ya no puede controlar todo el caos y la marginalidad que el mismo ha creado.
¿Preguntamos, por qué se hacen estas leyes con un espíritu tan rigido y normativo, donde el estado predispone el nuevo orden social en vez de hacer leyes donde esté muy claro cuales son los deberes del estado ante la insurgencia de estos nuevos órdenes? ¿Por qué se hacen leyes desde una visión y un método tan reaccionario y de derecha hablando con los lenguajes más radicales de la izquierda libertaria? Esto nos lleva a una contradicción insalvable donde la final las mismas comunidades van a terminar tirando a la basura sueños de liberación que han pasado por toda la historia planetaria.

¿Será necesaria una ley de Comunas? Precisamente esa no es la pregunta, el problema visto desde la perspectiva de una revolución que pueda empezar un proceso real de refundación nacional y de construcción de una sociedad distinta no pasa por leyes sino por la creación de actores con suficiente disposición emancipadora como para enfrentarse al orden que nos ha aplastado por siglos. El estado se pregunta por leyes y hace de ella la condición misma de cualquier otra realidad desde el momento en que necesita justificar ante un orden dominante y al cual se somete la emergencia de otro orden de poderes que necesita a como de lugar controlar. En cualquier caso, si fuese necesario, la única “ley” posible de Comunas y en general respecto a los poderes populares es aquella que exponga con toda claridad cuales son los deberes del estado frente a la insurgencia de nuevas realidades producidas por aquellas dinámicas colectivas que se fugan de la lógica del stablishment constituido. Por ello esta ley no sirve para nada más que para congelar y aplastar el ánimo disperso que existe en función de crear nuevas realidades territoriales que podrían hasta desbordar el territorio nacional. Linda en todo caso sería una ley donde desde el mismo preámbulo se hable del infinito constitutivo del pueblo y a partir de allí se establezcan las obligaciones legales, de apoyo en recursos técnicos, organizativos, legales que la misma realidad supone cambiando de esta forma la razón misma del estado. Pero parece que esto es imposible, la lógica corporativa ha inundado los estamentos de estado hasta llegar al absurdo de esta ley. El llamado es a la movilización y la creación por encima del aplastamiento leguleyo tan divino en nuestra castiza tradición, anteponer todo poder popular y su sincera rebelión contra la razón burocrática y corporativa que nos pretenden imponer….que quiere decir eso de un “pueblo legislador y obediente”? La única salida es un pueblo “constituyente y rebelde”….

lunes, 18 de octubre de 2010

Hoy 18 de octubre de 2010 /La conmemaración de los 45 años del asesinato de Alberto Lovera


Por: Alberto Lovera (h)
Hoy 18 de octubre de 2010 se cumplen cuarenta y cinco (45) años del secuestro, tortura, asesinato y desaparición del Camarada Alberto Lovera, quien era miembro del Buró de Partido Comunista de Venezuela, para octubre de 1965, Alberto (mi padre) era partidario de la lucha armada como medio para la toma del poder, para así construir la revolución en Venezuela, para crear una sociedad de justicia e igualdad para la gran mayoría de los venezolanos, lo que representaba el sueño de miles de mujeres y hombres en nuestro país y en el mundo, como decía el Ché “Sean capaces de sentir, en lo más hondo, cualquier injusticia realizada contra cualquiera, en cualquier parte del mundo. Es la cualidad más linda del revolucionario” y esa cualidad era la que motivaba a mi papá en todas sus luchas, y lo acompañó hasta su muerte.


Ese 18 de octubre de 1965, estaba Lovera en las inmediaciones de la Plaza de las Tres Gracias, según algunas versiones circulando en su vehículo, y según otras fuentes en una reunión con miembros del Partido en un apartamento en los Chaguaramos, el hecho concreto fue, que ese día de manera absolutamente ilegal y cobarde, fue secuestrado por esbirros de la Digepol, y digo secuestrado de acuerdo al significado de ésta palabra en el diccionario, para luego ser conducido a varios de los centros clandestinos de tortura que tenía la Digepol, donde de manera cobarde y aberrante fue brutal y salvajemente torturado, hasta incluso causarle la muerte, y aquí es imprescindible reivindicar su valor con el que se estrellaron sus torturadores ante el contundente muro de su silencio, estuvo durante nueve (09) días soportando ésta situación. Meses antes habían secuestrado, asesinado y desaparecido a otros camaradas, como parte de lo que era el “Terrorismo de Estado, como ejercicio represivo del poder de los gobiernos de Acción Democrática y COPEI.


Fue específicamente durante el gobierno de Raúl Leoni, y en el que, el ministro de relaciones interiores era Gonzalo Barrios, cuando sucedió lo de mi papá, es fundamental recordar que durante ese gobierno con el apoyo y asesoría de la CIA, se crea en Venezuela la figura del desaparecido político como aberrante elemento central del Terrorismo de Estado, cuya asquerosa práctica se aplicó después en los países de Centro y Suramérica, como política de exterminio hacia toda la oposición política, durante esos años y los posteriores.


Es estrictamente necesario recordar que la Constitución de 1961, plenamente vigente cuando secuestran y asesinan a Lovera, consagraba el derecho a la vida como un derecho inalienable, e inviolable, igualmente Venezuela era ya signataria de la Convención de Viena, o como se conoce la Convención de los Derechos Humanos, todo ese aparataje legal fue completamente obviado durante el caso de mi padre, y el de más de tres mil (3.000) asesinados y desaparecidos durante la IV República, y como acertadamente menciona con frecuencia el Dr. José Vicente Rangel Vale “un pueblo que olvida su pasado, está condenado a repetir sus errores en el futuro”.


Lovera el desaparecido, luego de su secuestro, tortura y asesinato, a mi papá le amarraron con unas cadenas un pico y un candado a su cuerpo antes de lanzarlo al mar en las playas de Barcelona, esperaban que se hundiera y fuese un desaparecido más, como los hermanos Pasquier, Alejandro Tejero, Felipe Malaver entre otros, pero el destino quiso que su cuerpo flotara y denunciara lo que era una práctica aberrante durante esos gobiernos de ultra derecha, la desaparición forzada de personas, práctica asquerosamente implementada por los cuerpos represivos de los gobiernos del pacto de punto fijo.


Mis recuerdos de esos momentos, y de él, son muy vagos, yo tenía apenas seis (06) años de edad, sin embargo viene a mi memoria las angustias de mi mamá María del Mar, para saber donde estaba mi papá y que había pasado con él, y cuando le preguntábamos nos decía que él estaba enfermo fuera de Caracas, hasta que, en marzo de 1966 es ordenada la exhumación de un cuerpo en una tumba sin nombre del cementerio de Barcelona en el Estado Anzoátegui, y luego de los exámenes odontológicos fue identificado como el cuerpo de Alberto Lovera, al día siguiente mi mamá nos sentó a mi hermana y a mi, en la sala de la casa y nos dijo que nuestro papá había muerto, en ese momento nos abrazamos y lloramos los tres, un profundo dolor se apoderó de nosotros, yo tenía seis años y mi hermana Yanira solo tenía cuatro (04) años, y nos quedamos sin papá por el resto de nuestra vida, que injusticia tan grande, y más aún cuando pienso en las miles de familias que vivieron situaciones similares en nuestro país, y tal vez peor aún en Centro y Suramérica, cuyas prácticas terroristas de estado asesinaron y desaparecieron a cientos de miles de luchadores y luchadoras por un mundo mejor.


Quiero compartir con todas y todos los camaradas lectores la primicia que estamos mi mamá y yo trabajando en una reseña histórica de Alberto Lovera, con lo cual he confirmado su creencia inquebrantable en la construcción de un mundo mejor.


“Que su grandísimo valor, altísima fortaleza. Inquebrantable honestidad e infinito amor por la humanidad, sean ahora y siempre ejemplo de Revolucionario” Alberto Lovera hermano.

¡Hasta la Victoria Siempre!
planificador_estrategico@yahoo.es

viernes, 8 de octubre de 2010

Contra el burocratismo

* Ernesto Che Guevara

Nuestra Revolución fue, en esencia, el producto de un movimiento guerrillero que inició la lucha armada contra la tiranía y la cristalizó en la toma del poder. Los primeros pasos como Estado Revolucionario, así como toda la primitiva época de nuestra gestión en el gobierno, estaban fuertemente teñidos de los elementos fundamentales de la táctica guerrillera como forma de administración estatal. El "guerrillerismo" repetía la experiencia de la lucha armada de las sierras y los campos de Cuba en las distintas organizaciones administrativas y de masas, y se traducía en que solamente las grandes consignas revolucionarias eran seguidas (y muchas veces interpretadas en distintas maneras) por los organismos de la administración y de la sociedad en general. La forma de resolver los problemas concretos estaba sujeta al libre arbitrio de cada uno de los dirigentes.

Por ocupar todo el complejo aparato de la sociedad, los campos de acción de las "guerrillas administrativas" chocaban entre sí, produciéndose continuos roces, órdenes y contraórdenes, distintas interpretaciones de las leyes, que llegaban, en algunos casos, a la réplica contra las mismas por parte de organismos que establecían sus propios dictados en forma de decretos, haciendo caso omiso del aparato central de dirección. Después de un año de dolorosas experiencias llegamos a la conclusión de que era imprescindible modificar totalmente nuestro estilo de trabajo y volver a organizar el aparato estatal de un modo racional, utilizando las técnicas de la planificación conocidas en los hermanos países socialistas.

Como contra medida, se empezaron a organizar los fuertes aparatos burocráticos que caracterizan esta primera época de construcción de nuestro Estado socialista, pero el bandazo fue demasiado grande y toda una serie de organismos, entre los que se incluye el Ministerio de Industrias, iniciaron una política de centralización operativa, frenando exageradamente la iniciativa de los administradores. Este concepto centralizador se explica por la escasez de cuadros medios y el espíritu anárquico anterior, lo que obligaba a un celo enorme en las exigencias de cumplimiento de las directivas. Paralelamente, la falta de aparatos de control adecuados hacía difícil la correcta localización a tiempo de las fallas administrativas, lo que amparaba el uso de la "libreta". De esta manera, los cuadros más conscientes y los más tímidos frenaban sus impulsos para atemperarlos a la marcha del lento engranaje de la administración, mientras otros campeaban todavía por sus respetos, sin sentirse obligados a acatar autoridad alguna, obligando a nuevas medidas de control que paralizaran su actividad. Así comienza a padecer nuestra Revolución el mal llamado burocratismo.

El burocratismo, evidentemente, no nace con la sociedad socialista ni es un componente obligado de ella. La burocracia estatal existía en la época de los regímenes burgueses con su cortejo de prebendas y de lacayismo, ya que a la sombra del presupuesto medraba un gran número de aprovechados que constituían la "corte" del político de turno. En una sociedad capitalista, donde todo el aparato del Estado está puesto al servicio de la burguesía, su importancia como órgano dirigente es muy pequeña y lo fundamental resulta hacerlo lo suficientemente permeable como para permitir el tránsito de los aprovechados y lo suficientemente hermético como para apresar en sus mallas al pueblo.

Dado el peso de los "pecados originales" yacentes en los antiguos aparatos administrativos y las situaciones creadas con posterioridad al triunfo de la Revolución, el mal del burocratismo comenzó a desarrollarse con fuerza. Si fuéramos a buscar sus raíces en el momento actual, agregaríamos a causas viejas nuevas motivaciones, encontrando tres razones fundamentales.

Una de ellas es la falta de motor interno. Con esto queremos decir, la falta de interés del individuo por rendir su servicio al Estado y por superar una situación dada. Se basa en una falta de conciencia revolucionaria o, en todo caso, en el conformismo frente a lo que anda mal.

Se puede establecer una relación directa y obvia entre la falta de motor interno y la falta de interés por resolver los problemas. En este caso, ya sea que esta falla del motor ideológico se produzca por una carencia absoluta de convicción o por cierta dosis de desesperación frente a problemas repetidos que no se pueden resolver, el individuo, o grupo de individuos, se refugian en el burocratismo, llenan papeles, salvan su responsabilidad y establecen la defensa escrita para seguir vegetando o para defenderse de la irresponsabilidad de otros.

Otra causa es la falta de organización. Al pretender destruir el "guerrillerismo" sin tener la suficiente experiencia administrativa, se producen disloques, cuellos de botellas, que frenan innecesariamente el flujo de las informaciones de las bases y de las instrucciones u órdenes emanadas de los aparatos centrales. A veces éstas, o aquellas, toman rumbos extraviados y, otras, se traducen en indicaciones mal vertidas, disparatadas, que contribuyen más a la distorsión.

La falta de organización tiene como característica fundamental la falla en los métodos para encarar una situación dada. Ejemplos podemos ver en los Ministerios, cuando se quiere resolver problemas a otros niveles que el adecuado o cuando éstos se tratan por vías falsas y se pierden en el laberinto de los papeles. El burocratismo es la cadena del tipo de funcionario que quiere resolver de cualquier manera sus problemas, chocando una y otra vez contra el orden establecido, sin dar con la solución. Es frecuente observar cómo la única salida encontrada por un buen número de funcionarios es el solicitar más personal para realizar una tarea cuya fácil solución sólo exige un poco de lógica, creando nuevas causas para el papeleo innecesario.

No debemos nunca olvidar, para hacer una sana autocrítica, que la dirección económica de la Revolución es la responsable de la mayoría de los males burocráticos: los aparatos estatales no se desarrollaron mediante un plan único y con sus relaciones bien estudiadas, dejando amplio margen a la especulación sobre los métodos administrativos. El aparato central de la economía, la Junta Central de Planificación, no cumplió su tarea de conducción y no la podía cumplir, pues no tenía la autoridad suficiente sobre los organismos, estaba incapacitada para dar órdenes precisas en base a un sistema único y con el adecuado control y le faltaba imprescindible auxilio de un plan perspectivo. La centralización excesiva sin una organización perfecta frenó la acción espontánea sin el sustituto de la orden correcta y a tiempo. Un cúmulo de decisiones menores limitó la visión de los grandes problemas y la solución de todos ellos se estancó, sin orden ni concierto. Las decisiones de última hora, a la carrera y sin análisis, fueron la característica de nuestro trabajo.

La tercera causa, muy importante, es la falta de conocimientos técnicos suficientemente desarrollados como para poder tomar decisiones justas y en poco tiempo. Al no poder hacerlo, deben reunirse muchas experiencias de pequeño valor y tratar de extraer de allí una conclusión. Las discusiones suelen volverse interminables, sin que ninguno de los expositores tenga la autoridad suficiente como para imponer su criterio. Después de una, dos, unas cuantas reuniones, el problema sigue vigente hasta que se resuelva por sí solo o hay que tomar una resolución cualquiera, por mala que sea.

La falta casi total de conocimientos, suplida como dijimos antes por una larga serie de reuniones, configura el "reunionismo", que se traduce fundamentalmente en falta de perspectiva para resolver los problemas. En estos casos, el burocratismo, es decir, el freno de los papeles y de las indecisiones al desarrollo de la sociedad, es el destino de los organismos afectados.

Estas tres causas fundamentales influyen, una a una o en distintas conjugaciones, en menor o mayor proporción, en toda la vida institucional del país, y ha llegado el momento de romper con sus malignas influencias. Hay que tomar medidas concretas para agilizar los aparatos estatales, de tal manera que se establezca un rígido control central que permita tener en las manos de la dirección las claves de la economía y libere al máximo la iniciativa, desarrollando sobre bases lógicas las relaciones de las fuerzas productivas.

Si conocemos las causas y los efectos del burocratismo, podemos analizar exactamente las posibilidades de corregir el mal. De todas las causas fundamentales, podemos considerar a la organización como nuestro problema central y encararla con todo el rigor necesario. Para ello debemos modificar nuestro estilo de trabajo; jerarquizar los problemas adjudicando a cada organismo y cada nivel de decisión su tarea; establecer las relaciones concretas entre cada uno de ellos y los demás, desde el centro de decisión económica hasta la última unidad administrativa y las relaciones entre sus distintos componentes, horizontalmente, hasta formar el conjunto de las relaciones de la economía. Esa es la tarea más asequible a nuestras fuerzas actualmente, y nos permitirá, como ventaja adicional encaminar hacia otros frentes a una gran cantidad de empleados innecesarios, que no trabajan, realizan funciones mínimas o duplican las de otros sin resultado alguno.

Simultáneamente, debemos desarrollar con empeño un trabajo político para liquidar las faltas de motivaciones internas, es decir, la falta de claridad política, que se traduce en una falta de ejecutividad. Los caminos son: la educación continuada mediante la explicación concreta de las tareas, mediante la inculcación del interés a los empleados administrativos por su trabajo concreto, mediante el ejemplo de los trabajadores de vanguardia, por una parte, y las medidas drásticas de eliminar al parásito, ya sea el que esconde en su actitud una enemistad profunda hacia la sociedad socialista o al que está irremediablemente reñido con el trabajo.

Por último, debemos corregir la inferioridad que significa la falta de conocimientos. Hemos iniciado la gigantesca tarea de transformar la sociedad de una punta a la otra en medio de la agresión imperialista, de un bloqueo cada vez más fuerte, de un cambio completo en nuestra tecnología, de agudas escaseces de materias primas y artículos alimenticios y de una fuga en masa de los pocos técnicos calificados que tenemos. En esas condiciones debemos plantearnos un trabajo muy serio y muy perseverante con las masas, para suplir los vacíos que dejan los traidores y las necesidades de fuerza de trabajo calificada que se producen por el ritmo veloz impuesto a nuestro desarrollo. De allí que la capacitación ocupe un lugar preferente en todos los planes del Gobierno Revolucionario.

La capacitación de los trabajadores activos se inicia en los centros de trabajo al primer nivel educacional: la eliminación de algunos restos de analfabetismo que quedan en los lugares más apartados, los cursos de seguimiento, después, los de superación obrera para aquellos que hayan alcanzado tercer grado, los cursos de Mínimo Técnico para los obreros de más alto nivel, los de extensión para ser subingenieros a los obreros calificados, los cursos universitarios para todo tipo de profesional y, también, los administrativos. La intención del Gobierno Revolucionario es convertir nuestro país en una gran escuela, donde el estudio y el éxito de los estudios sean uno de los factores fundamentales para el mejoramiento de la condición del individuo, tanto económicamente como en su ubicación moral dentro de la sociedad, de acuerdo con sus calidades.

Si nosotros logramos desentrañar, bajo la maraña de los papeles, las intrincada relaciones entre los organismos y entre secciones de organismos, la duplicación de funciones y los frecuentes "baches" en que caen nuestras instituciones, encontramos las raíces del problema y elaboramos normas de organización, primero elementales, más completas luego, damos la batalla frontal a los displicentes, a los confusos y a los vagos, reeducamos y educamos a esta masa, la incorporamos a la Revolución y eliminamos lo desechable y al mismo tiempo, continuamos sin desmayar, cualesquiera que sean los inconvenientes confrontados, una gran tarea de educación a todos los niveles, estaremos en condiciones de liquidar en poco tiempo el burocratismo.

La experiencia de la última movilización es la que nos ha motivado a tener discusiones en el Ministerio de Industrias para analizar el fenómeno de que, en medio de ella, cuando todo el país ponía en tensión sus fuerzas para resistir el embate enemigo, la producción industrial no caía, el ausentismo desaparecía, los problemas se resolvían con una insospechada velocidad. Analizando esto, llegamos a la conclusión de que convergieron varios factores que destruyeron las causas fundamentales del burocratismo; había un gran impulso patriótico y nacional de resistir al imperialismo que abarcó a la inmensa mayoría del pueblo de Cuba, y cada trabajador, a su nivel, se convirtió en un soldado de la economía dispuesto a resolver cualquier problema.

El motor ideológico se lograba de esta manera por el estímulo de la agresión extranjera. Las normas organizativas se reducían a señalar estrictamente lo que no se podía hacer y el problema fundamental que debiera resolverse; mantener la producción por sobre todas las cosas, mantener determinadas producciones con mayor énfasis aún, y desligar a las empresas, fábricas y organismos de todo el resto de las funciones aleatorias, pero necesarias en un proceso social normal.

La responsabilidad especial que tenía cada individuo lo obligaba a tomar decisiones rápidas; estábamos frente a una situación de emergencia nacional, y había que tomarlas fueran acertadas o equivocadas; había que tomarlas, y rápido; así se hizo en muchos casos.

No hemos efectuado el balance de la movilización todavía, y, evidentemente, ese balance en términos financieros no puede ser positivo, pero sí lo fue en términos de movilización ideológica, en la profundización de la conciencia de las masas. ¿Cuál es la enseñanza? Que debemos hacer carne en nuestros trabajadores, obreros, campesinos o empleados que el peligro de la agresión imperialista sigue pendiente sobre nuestras cabezas, que no hay tal situación de paz y que nuestro deber es seguir fortaleciendo la Revolución día a día, porque, además, ésa es nuestra garantía máxima de que no haya invasión. Cuanto más le cueste al imperialismo tomar esta isla, cuanto más fuertes sean sus defensas y cuanto más alta sea la conciencia de sus hijos, más lo pensarán; pero al mismo tiempo, el desarrollo económico del país nos acerca a situaciones de más desahogo, de mayor bienestar. Que el gran ejemplo movilizador de la agresión imperialista se convierta en permanente, es la tarea ideológica.

Debemos analizar las responsabilidades de cada funcionario, establecer lo más rígidamente posible dentro de causas, de los que no debe salirse bajo pena de severísimas sanciones y, sobre esta base, dar las más amplias facultades posibles. Al mismo tiempo, estudiar todo lo que es fundamental y lo que es accesorio en el trabajo de las distintas unidades de los organismos estatales y limitar lo accesorio para poner énfasis sobre lo fundamental, permitiendo así más rápida acción. Y exigir a nuestros funcionarios, establecer límites de tiempo para cumplir las instrucciones emanadas de los organismos centrales, controlar correctamente y obligar a tomar decisiones en tiempo prudencial.

Si nosotros logramos hacer todo ese trabajo, el burocratismo desaparecerá. De hecho no es una tarea de un organismo, ni siquiera de todos los organismos económicos del país; es la tarea de la nación entera, es decir, de los organismos dirigentes, fundamentalmente del Partido Unido de la Revolución y de las agrupaciones de masas. Todos debemos trabajar para cumplir esta consigna apremiante del momento: Guerra al burocratismo. Agilización del aparato estatal. Producción sin trabas y responsabilidad por la producción.


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Publicado en: Revista Cuba Socialista, La Habana, febrero de 1963, año 3, no. 18.

Tomado de: Ernesto Che Guevara, Temas económicos, Editorial de Ciencias Sociales, La Habana, 1988.

miércoles, 6 de octubre de 2010

¡Tres R para Nueva Esparta, pero a la enésima potencia!


*Jorge Armas

“Incrementar la legitimidad, el liderazgo, la capacitación. La Revolución no puede estar reñida por la calidad revolucionaria. Ser revolucionario es ser eficaces y eficientes, es reunir al máximo estas dos condiciones”. Cdte Hugo Chávez.

Sin lugar a dudas es necesario revisar profundamente lo que viene sucediendo dentro del proceso revolucionario en el estado Nueva Esparta, en nuestro partido y su conducción. La revisión inicia por todos sin excepción, algunos con mayor grado de responsabilidad y otros desde nuestra cotidianidad. El instrumento que es el partido debe ser fuerte para alcanzar los objetivos estratégicos y tácticos. Es necesario buscar el método que nos permita determinar con mayor certeza las causas del resultado electoral en el estado Nueva Esparta, en sus circuitos, en los municipios y localidades. No podemos desperdiciar este momento para revisar radicalmente, rectificar radicalmente y reimpulsar radicalmente en todos los sentidos y con la participación de todos y todas.

La conducción del PSUV en Nueva Esparta tiene deficiencias, enumero algunas: tratar de llevar o conducir el movimiento de masas en “línea recta”, no se practica el centralismo democrático, confunden la unidad con la uniformidad, dogmatizan las formas ideológicas, no entendiendo que hay convivir con la diversidad, claro no perdiendo de vista que estamos en una lucha de clases, la desvinculación de los dirigentes con el pueblo, poca (casi nula) efectividad en la oposición hacia el Gobierno de Morel Rodríguez, sus voceros y sus alcaldes. Hay que admitir nuestros errores para poder corregirlos y avanzar, “Inventamos o erramos”.


Tomaré en este caso dos desviaciones que están haciendo mucho daño al proceso revolucionario en el estado Nueva Esparta. La primera, el burocratismo, tanto en el partido como en las instituciones. Si tenemos un partido burocratizado, lo más seguro es que nos arrastre el “Estado Burgués” a esta práctica. El Comandante-Presidente Chávez en una de sus alocuciones se refiere: “En las instituciones trataran de molerlos, no se dejen moler por las instituciones, sean molinos de la corrupción, ineficiencia y burocratismo” Debemos colocar cuadros revolucionarios en la instituciones que lleguen a hacer la revolución. No se puede seguir tolerando el amiguismo o nepotismo en la designación de responsabilidades en la administración pública, llegando hasta el extremo del manejo familiar de algunas instituciones en Nueva Esparta. El Maestro Simón Rodríguez dice: “Para hacer república, se necesita republicanos”. Nosotros debemos decir también para hacer revolución se necesita revolucionarios y revolucionarias, pero no solo decirlo, sino hacerla.

Lamentablemente en el estado Nueva Esparta ha prevalecido una práctica propia del individualismo y de la cultura burguesa como lo es “el sectarismo”. Esta ha logrado dispersar y desmotivar a una gran cantidad de dirigentes que no son del “grupo-secta” y son excluidos. En “Los Cuadernos de Educación Popular” de Martha Harnecker y Gabriela Uribe define el sectarismo de la siguiente manera: “Ser sectario es desdeñar, subvalorar, menospreciar a todos los que no pertenecen a la "secta". Solo se trabaja con los que pertenecen a ella, marginando al resto de las personas de cualquier tipo de colaboración”. Esto me parece muy común en el estado Nueva Esparta, es necesario revertir y suprimir esta conducta para alcanzar próximas victorias.

Debemos revisar nuestra integración con los Consejos Comunales, con el Poder Popular, con los trabajadores y trabajadoras del puerto libre y del sector hotelero, los pescadores y pescadoras, los transportistas, artesanos y artesanas, estudiantes, servidores públicos o empleados del Estado, trabajadoras y trabajadores independientes, las amas de casas, en fin todos los y las compatriotas que producen la riqueza y construyen la nueva sociedad de nuestro estado para tener un partido con mucha fuerza y sólidas bases. Nueva Esparta no tiene 110.000 oligarcas, pero peor aún el pueblo chavista no somos solo 78.000 personas.

Los objetivos estratégicos de la Revolución Bolivariana son y están contenido en nuestras BASES PROGRAMÁTICAS DEL PSUV; “La consolidación de la Democracia Participativa y Protagónica; La derrota del imperialismo y toda forma de dominación extranjera; La construcción del Socialismo Bolivariano”. Hagamos del LIBRO ROJO DEL PSUV un elemento fundamental para la teoría y práctica revolucionaria, para la concreción de socialismo, para el debate y la polemización, para el fortalecimiento del Poder Popular y el Partido, para acompañar a nuestro Comandante-Presidente Hugo Chávez en la defensa de los pueblos del mundo y la construcción de un mundo distinto al capitalismo depredador. Ahora más que nunca debe recorrer por todo el mundo el sueño concreto del socialismo.

Es necesario un método de trabajo práctico que permita al partido ser una poderosa fuerza motivadora, movilizadora en los militantes y en el pueblo. Un método de trabajo práctico “de las masas, a las masas”, del pueblo y para el pueblo. El propio Mao Tse-Tung lo describe de la siguiente manera: “Esto significa recoger las ideas (dispersas y no sistemáticas) de las masas y sintetizarlas (transformarlas mediante el estudio, en ideas sintetizadas y sistematizadas) para luego llevarlas a las masas, difundirlas y explicarlas, de modo que las masas las hagan suyas, perseveren en ellas y las traduzcan en acción, y comprobar en la acción de las masas la justeza de esas ideas. Luego, hay que volver a recoger y sintetizar las ideas de las masas y llevarlas a las masas para que perseveren en ellas, y así indefinidamente, de modo que las ideas se tornan cada vez más justas, más vivas y más ricas de contenido. Tal es la teoría marxista del conocimiento ( ... )”. Es imperativo que dentro del estado Nueva Esparta nos movilicemos en la vía correcta para fortalecer el partido y el movimiento popular.

La política es razón y fuerza, bueno creo y sostengo que tenemos la razón y la fuerza en Venezuela, pero si no nos ponemos de acuerdo en lo programático, si no nos ponemos de acuerdo con nuestras diferencias y no nos enrumbamos a la construcción permanente con el pueblo y bajo liderazgo de nuestro Comandante-Presidente se hará más tortuoso el camino. Paulo Freire en su prédica educativa y su accionar decía en una entrevista: “Uno de los mayores desafíos que tenemos que enfrentar los que soñamos con la transformación revolucionaria de la sociedad burguesa es la necesidad de encarar la toma de poder como un problema de toma de poder sino de reinventarlo”.

Está en juego el futuro de la patria y la humanidad. No debemos caer en el juego del conformismo que posterga el debate. Las diferencias debemos dirimirla en un debate sincero, franco, polemizador, de iguales y con camaradería. No debemos perder de vista jamás que el enemigo es imperialismo, sus monopolios, sus lacayos.

Ahora mismo se hace necesario acelerar el proceso revolucionario, de destruir el “Estado Burgués”, para esto es necesario que entendamos que desde nuestra localidades, desde nuestra realidad podemos proponer por ejemplo: “la constituyente municipal”, conformar nuevas formas de producción, en fin construir el socialismo. Tomar el ejemplo de las y los trabajadores de la Planta de PDVSA GAS COMUNAL de Nueva Esparta que conformaron sus comités Socialistas, el ejemplo de La Comuna de Península de Macanao, el ejemplo de algunas Radios Comunitarias que están haciendo una comunicación distinta., tomar el ejemplo de los estudiantes la Misión Sucre, pescadores y el gobierno revolucionario que retomaron un espacio del Pueblo como lo es la sede de la UBV en Nueva Esparta. Hay muchos ejemplos en la Nueva Esparta, tomemos esos ejemplos y salgamos rumbo a victorias revolucionarias. Ahora más que nunca “el socialismo se conquista peleando, peleando, peleando hasta vencer”.

¡Viva el Comandante Chávez!
¡Viva los patrulleros y patrulleras del PSUV!
¡Limpieza y más revolución!
¡Viva el Socialismo!

PD: A aquellos que dieron difusión a mi artículo anterior le agradezco. A aquellos que ven fantasma también le agradezco, pero le recomiendo como me recomiendo a mirarnos siempre la gran biga que tenemos en nuestros ojos.

*jorgearmas@psuv.org.ve; jorgearmas17@gmail.com; Tw:@jorgearmasv; www.jorgearmasv.blogspot.com

HISTORIA DEL MOVIMIENTO SIN TIERRA DE BRASIL