Por: Alberto Lovera (h)
Hoy 18 de octubre de 2010 se cumplen cuarenta y cinco (45) años del secuestro, tortura, asesinato y desaparición del Camarada Alberto Lovera, quien era miembro del Buró de Partido Comunista de Venezuela, para octubre de 1965, Alberto (mi padre) era partidario de la lucha armada como medio para la toma del poder, para así construir la revolución en Venezuela, para crear una sociedad de justicia e igualdad para la gran mayoría de los venezolanos, lo que representaba el sueño de miles de mujeres y hombres en nuestro país y en el mundo, como decía el Ché “Sean capaces de sentir, en lo más hondo, cualquier injusticia realizada contra cualquiera, en cualquier parte del mundo. Es la cualidad más linda del revolucionario” y esa cualidad era la que motivaba a mi papá en todas sus luchas, y lo acompañó hasta su muerte.
Ese 18 de octubre de 1965, estaba Lovera en las inmediaciones de la Plaza de las Tres Gracias, según algunas versiones circulando en su vehículo, y según otras fuentes en una reunión con miembros del Partido en un apartamento en los Chaguaramos, el hecho concreto fue, que ese día de manera absolutamente ilegal y cobarde, fue secuestrado por esbirros de la Digepol, y digo secuestrado de acuerdo al significado de ésta palabra en el diccionario, para luego ser conducido a varios de los centros clandestinos de tortura que tenía la Digepol, donde de manera cobarde y aberrante fue brutal y salvajemente torturado, hasta incluso causarle la muerte, y aquí es imprescindible reivindicar su valor con el que se estrellaron sus torturadores ante el contundente muro de su silencio, estuvo durante nueve (09) días soportando ésta situación. Meses antes habían secuestrado, asesinado y desaparecido a otros camaradas, como parte de lo que era el “Terrorismo de Estado, como ejercicio represivo del poder de los gobiernos de Acción Democrática y COPEI.
Fue específicamente durante el gobierno de Raúl Leoni, y en el que, el ministro de relaciones interiores era Gonzalo Barrios, cuando sucedió lo de mi papá, es fundamental recordar que durante ese gobierno con el apoyo y asesoría de la CIA, se crea en Venezuela la figura del desaparecido político como aberrante elemento central del Terrorismo de Estado, cuya asquerosa práctica se aplicó después en los países de Centro y Suramérica, como política de exterminio hacia toda la oposición política, durante esos años y los posteriores.
Es estrictamente necesario recordar que la Constitución de 1961, plenamente vigente cuando secuestran y asesinan a Lovera, consagraba el derecho a la vida como un derecho inalienable, e inviolable, igualmente Venezuela era ya signataria de la Convención de Viena, o como se conoce la Convención de los Derechos Humanos, todo ese aparataje legal fue completamente obviado durante el caso de mi padre, y el de más de tres mil (3.000) asesinados y desaparecidos durante la IV República, y como acertadamente menciona con frecuencia el Dr. José Vicente Rangel Vale “un pueblo que olvida su pasado, está condenado a repetir sus errores en el futuro”.
Lovera el desaparecido, luego de su secuestro, tortura y asesinato, a mi papá le amarraron con unas cadenas un pico y un candado a su cuerpo antes de lanzarlo al mar en las playas de Barcelona, esperaban que se hundiera y fuese un desaparecido más, como los hermanos Pasquier, Alejandro Tejero, Felipe Malaver entre otros, pero el destino quiso que su cuerpo flotara y denunciara lo que era una práctica aberrante durante esos gobiernos de ultra derecha, la desaparición forzada de personas, práctica asquerosamente implementada por los cuerpos represivos de los gobiernos del pacto de punto fijo.
Mis recuerdos de esos momentos, y de él, son muy vagos, yo tenía apenas seis (06) años de edad, sin embargo viene a mi memoria las angustias de mi mamá María del Mar, para saber donde estaba mi papá y que había pasado con él, y cuando le preguntábamos nos decía que él estaba enfermo fuera de Caracas, hasta que, en marzo de 1966 es ordenada la exhumación de un cuerpo en una tumba sin nombre del cementerio de Barcelona en el Estado Anzoátegui, y luego de los exámenes odontológicos fue identificado como el cuerpo de Alberto Lovera, al día siguiente mi mamá nos sentó a mi hermana y a mi, en la sala de la casa y nos dijo que nuestro papá había muerto, en ese momento nos abrazamos y lloramos los tres, un profundo dolor se apoderó de nosotros, yo tenía seis años y mi hermana Yanira solo tenía cuatro (04) años, y nos quedamos sin papá por el resto de nuestra vida, que injusticia tan grande, y más aún cuando pienso en las miles de familias que vivieron situaciones similares en nuestro país, y tal vez peor aún en Centro y Suramérica, cuyas prácticas terroristas de estado asesinaron y desaparecieron a cientos de miles de luchadores y luchadoras por un mundo mejor.
Quiero compartir con todas y todos los camaradas lectores la primicia que estamos mi mamá y yo trabajando en una reseña histórica de Alberto Lovera, con lo cual he confirmado su creencia inquebrantable en la construcción de un mundo mejor.
“Que su grandísimo valor, altísima fortaleza. Inquebrantable honestidad e infinito amor por la humanidad, sean ahora y siempre ejemplo de Revolucionario” Alberto Lovera hermano.
¡Hasta la Victoria Siempre!
planificador_estrategico@yahoo.es
Ese 18 de octubre de 1965, estaba Lovera en las inmediaciones de la Plaza de las Tres Gracias, según algunas versiones circulando en su vehículo, y según otras fuentes en una reunión con miembros del Partido en un apartamento en los Chaguaramos, el hecho concreto fue, que ese día de manera absolutamente ilegal y cobarde, fue secuestrado por esbirros de la Digepol, y digo secuestrado de acuerdo al significado de ésta palabra en el diccionario, para luego ser conducido a varios de los centros clandestinos de tortura que tenía la Digepol, donde de manera cobarde y aberrante fue brutal y salvajemente torturado, hasta incluso causarle la muerte, y aquí es imprescindible reivindicar su valor con el que se estrellaron sus torturadores ante el contundente muro de su silencio, estuvo durante nueve (09) días soportando ésta situación. Meses antes habían secuestrado, asesinado y desaparecido a otros camaradas, como parte de lo que era el “Terrorismo de Estado, como ejercicio represivo del poder de los gobiernos de Acción Democrática y COPEI.
Fue específicamente durante el gobierno de Raúl Leoni, y en el que, el ministro de relaciones interiores era Gonzalo Barrios, cuando sucedió lo de mi papá, es fundamental recordar que durante ese gobierno con el apoyo y asesoría de la CIA, se crea en Venezuela la figura del desaparecido político como aberrante elemento central del Terrorismo de Estado, cuya asquerosa práctica se aplicó después en los países de Centro y Suramérica, como política de exterminio hacia toda la oposición política, durante esos años y los posteriores.
Es estrictamente necesario recordar que la Constitución de 1961, plenamente vigente cuando secuestran y asesinan a Lovera, consagraba el derecho a la vida como un derecho inalienable, e inviolable, igualmente Venezuela era ya signataria de la Convención de Viena, o como se conoce la Convención de los Derechos Humanos, todo ese aparataje legal fue completamente obviado durante el caso de mi padre, y el de más de tres mil (3.000) asesinados y desaparecidos durante la IV República, y como acertadamente menciona con frecuencia el Dr. José Vicente Rangel Vale “un pueblo que olvida su pasado, está condenado a repetir sus errores en el futuro”.
Lovera el desaparecido, luego de su secuestro, tortura y asesinato, a mi papá le amarraron con unas cadenas un pico y un candado a su cuerpo antes de lanzarlo al mar en las playas de Barcelona, esperaban que se hundiera y fuese un desaparecido más, como los hermanos Pasquier, Alejandro Tejero, Felipe Malaver entre otros, pero el destino quiso que su cuerpo flotara y denunciara lo que era una práctica aberrante durante esos gobiernos de ultra derecha, la desaparición forzada de personas, práctica asquerosamente implementada por los cuerpos represivos de los gobiernos del pacto de punto fijo.
Mis recuerdos de esos momentos, y de él, son muy vagos, yo tenía apenas seis (06) años de edad, sin embargo viene a mi memoria las angustias de mi mamá María del Mar, para saber donde estaba mi papá y que había pasado con él, y cuando le preguntábamos nos decía que él estaba enfermo fuera de Caracas, hasta que, en marzo de 1966 es ordenada la exhumación de un cuerpo en una tumba sin nombre del cementerio de Barcelona en el Estado Anzoátegui, y luego de los exámenes odontológicos fue identificado como el cuerpo de Alberto Lovera, al día siguiente mi mamá nos sentó a mi hermana y a mi, en la sala de la casa y nos dijo que nuestro papá había muerto, en ese momento nos abrazamos y lloramos los tres, un profundo dolor se apoderó de nosotros, yo tenía seis años y mi hermana Yanira solo tenía cuatro (04) años, y nos quedamos sin papá por el resto de nuestra vida, que injusticia tan grande, y más aún cuando pienso en las miles de familias que vivieron situaciones similares en nuestro país, y tal vez peor aún en Centro y Suramérica, cuyas prácticas terroristas de estado asesinaron y desaparecieron a cientos de miles de luchadores y luchadoras por un mundo mejor.
Quiero compartir con todas y todos los camaradas lectores la primicia que estamos mi mamá y yo trabajando en una reseña histórica de Alberto Lovera, con lo cual he confirmado su creencia inquebrantable en la construcción de un mundo mejor.
“Que su grandísimo valor, altísima fortaleza. Inquebrantable honestidad e infinito amor por la humanidad, sean ahora y siempre ejemplo de Revolucionario” Alberto Lovera hermano.
¡Hasta la Victoria Siempre!
planificador_estrategico@yahoo.es
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