Ahora bien, la universidad debe ser una interpretadora de la realidad social y contribuir de manera decidida y concreta para recomendar soluciones, no recomendaciones meramente académicas, es decir enclaustrada y con el ego de tener un cúmulo de tesis que no resuelven los problemas de País. Por el contrario, deber ser un ejercicio permanente de intercambio de saberes con el pueblo para buscar la solución en conjunto y corregirla de ser necesario en conjunto. La universidad debe practicar un ejercicio permanente de amor con nuestro pueblo.
En cuanto autonomía, el concepto y el hecho debe ser estudiado y debatido con mayor profundidad y para redefinir el concepto de autonomía debe agregárseles varios apellidos y estos pudieran ser: responsabilidad, pertinencia, cuentas claras, justicia, democracia participativa, entre otros. Es bien cierto que este logro que costo varios años e inclusive sangre no fue sostenido para el fin que se concibió. Para este debate es necesario recurrir a pensadores e inclusive la Reforma de Córdoba. El Libertador Simón Bolívar con la promulgación de los “Estatutos Republicanos” en 1827, además de otros logros como aperturar la universidad a todos los grupos sociales, sin la infame discriminación racial de la época; reducción de las pagos obligatorios y pagos para graduarse; apertura de sus aulas a todas las ciencias e idiomas de mayor importancia, creación de nuevas cátedras como la de física experimental, de química, de botánica y de griego; eliminación del latín como lengua oficial de la enseñanza, le dotó de aulas y laboratorios, aumentó los sueldos de los profesores.
La nueva educación debe ser liberadora de toda opresión y no se debe entender esto como un acto anárquico y todos a hacer lo que nos de la gana. Es un profundo acto de enseñar no a un alumno, sino a un ser humano que vive, que siente, que sueña. Una nueva educación que no responda a un mercado, que sólo te usa hasta que somos buenos o cumplimos cierta edad. Una educación como dirían la juventud de Córdoba de la reforma: “…Si no existe una vinculación espiritual entre el que enseña y el que aprende, toda enseñanza es hostil y por consiguiente infecunda. Toda la educación es una larga obra de amor a los que aprenden”. Un nuevo sistema educativo que debe ser debatido, confrontado, sistematizado con todas y todos los venezolanos. Es el momento y no debemos postergar este debate, de lo contrario le estaríamos haciendo un flaco favor a nuestro pueblo.
Por: Jorge Armas Fecha de publicación: 20/06/07 |
PUBLICADO POR: www.aporrea.org
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